Un poco más lejos, distingo a Mónak y a Karlvich practicando juntos con las lanzas. Hace un poco de calor, así que se han quitado las camisetas. Incluso desde tan lejos, puedo ver el sudor resplandeciendo en la espalda de Mónak. Giro la cabeza, temiendo ponerme a babear como una doceañera delante de todo el mundo, y veo a Mara. La he estado evitando a posta todo el día, para no acostumbrarme demasiado a tenerla a mi lado. Está practicando con unos cuchillos, y parece que se le dan bien. Se está convirtiendo en una asesina experimentada. Deberé tener cuidado con ella, al igual que con un par de chicas y chicos más que parecen saber mucho de armas. Me vuelvo hacia la pared, y sigo escalando. Vuelvo a maldecirme por haber elegido hacer esto, pero es por mi bien. Si logro treparlo, podré subirme a cualquier cosa. Siempre y cuando tenga una cuerda de estas para engancharme.
Cuando por fin llego arriba del todo, ya es hora de comer. Genial. He tardado más de media hora en llegar hasta aquí, ¿y ahora tengo que bajar? En fin. Me tocará tirarme.
Después de un par de magulladuras, llego al comedor, donde me espera otra amarga sorpresa. ¿Dónde me siento? Tengo que evitar a toda costa a Mara, que parece haber hecho buenas migas con los que parecían saber de armas. Quién sabe. Puede que hasta nosotros tengamos tributos profesionales. Se acerca hacia donde yo estoy, así que me agacho detrás de una de las mesas. Me quedo ahí hasta que estoy segura de que se ha ido a la otra punta de la sala con los otros profesionales, y me atrevo a salir un poco. Me levanto poco a poco, y, cautelosa de no ser descubierta, me pongo a servirme.
Me siento sola, en una de las mesas, contra la pared, intentando pasar desapercibida, cuando entra Mónak. Genial. El que me faltaba. Todavía sigue sin camiseta, lo que desata algunas miradas entre las chicas, a las cuales miro con odio y rencor, dejándoles claro de que es mío. Detrás, aparece Karlvich, aún más musculoso que Mónak. Mejor. Las chicas se fijarán más en él. Y acierto. De inmediato se olvidan de Mónak y sus ojos verdes, para fijarse en los ojos azules y el pelo rubio claro de Karlvich. Son iguales de altura, y deben de tener la misma edad. Dejo vagar la vista por la sala, y veo a Mara mirándome fijamente. Mierda. Me ha descubierto. Se acerca lentamente con la mirada fija en mí, y yo me levanto sin apartar la vista tampoco. De repente, se hace un silencio mortal en la sala. Mara avanza mirándome, cada vez más seria. Nunca la había visto así. Antes de que me dé cuenta, ya estamos cara a cara. Por el rabillo del ojo, veo a los profesionales reírse por lo bajo. Me da tiempo a preguntarme qué ocurre antes de que Mara se abalance sobre mí.
suspense....... y luego ai k ansias hija
ResponderEliminarSe siente, pero tendrás que esperar... ^^ Me encanta crear suspense.
EliminarMe encanta Violet, el otro día me cree un nuevo blog, ¿te podrías pasar por el?
ResponderEliminarTe dejo el link: http://lashistoriasdeguerra.blogspot.com.es/
Besos
Gracias!
EliminarPor cierto, me gusta el blog. Te afilio ya mismo ^^
Oh, madre mía. ¿Qué pasa ahora? Pero como te gusta tenernos aquí comiendonos las uñas, ¿eh?
ResponderEliminarFdo Scarlet ;)