21 junio, 2012

Capítulo 15


distr1cts: El cielo es un lugar en la tierra con usted - raro-extraño 000.006 (por Adriano Sodré) en Lo Corazón.  http://weheartit.com/entry/28886145




Me lanza contra el suelo, mientras doy un corto grito. Se pone encima de mí, y me da un puñetazo . A modo de defensa, le doy una patada en el estómago, lanzándola contra la pared, y me levanto a trompicones. Inmediatamente, Mara ya está de nuevo embistiéndome, aunque ahora logro detenerla más o menos. Me da un empujón, y acabo encima de las mesas. Oigo a lo lejos algunos gritos, y risas. Veo a Mónak mirando fijamente, al otro lado de la sala, mientras se levanta junto a Karlvich. Intento distinguir de dónde provienen las risas, aunque estoy segura que de la mesa de los profesionales. Mara levanta de nuevo el puño, dispuesta a pegarme de nuevo, cuando me recompongo, y le doy una patada realmente fuerte en el estómago, que la hace ir de bruces al suelo. Estoy dispuesta a seguir pegándola, cuando unas manos fuertes me detienen. Al revolverme furiosa, veo los ojos serios de Mónak. Me sujeta por ambas manos, así que estoy completamente inmovilizada.
- ¡Suéltame! ¡He dicho que me sueltes! He de enseñarle a una zorra cómo debe comportarse.
- Spizer. Déjalo. No te rebajes a su nivel - me susurra al oído.- . Déjalo ya.
Las pronuncia de tal manera, que parece cansado, como si ya hubiera hecho lo mismo en un pasado que ahora parece a millones de años luz... Me pregunto cuál será . Y si algún día lo podré descubrir.
- Tienes razón - le respondo,  y me dejo llevar hasta la mesa en la que antes estaban sentados Karlvich y él.
Acabamos de comer en silencio, y nos dirigimos de nuevo al entrenamiento.
Me pregunto qué le habrán dicho a Mara para que se ponga así. Antes éramos amigas. Éramos inseparables. Íbamos siempre juntas, siempre. 
Al llegar a  la sala de Entrenamiento, Mónak me dice:
- Deberías mantenerte alejada de Mara. Por seguridad. 
- Sí...- le respondo. No me apetece tener odio entre nosotras ahora mismo. En la Arena, ya veremos..
- Y,si pasa algo, llámanos, no montes un combate de boxeo aquí en medio. 
- De acuerdo. Gracias. 
Asiente, y se marchan hacia las pesas. Los sigo con la mirada, hasta asegurarme de que no me vean, y me marcho corriendo. Las lágrimas resbalan por mis mejillas sin previo aviso. Se me emborrona tanto la vista, que tengo que parar y sentarme en el suelo detrás de una especie de estantería. Lloro sin parar, no puedo controlarlo. No lo soporto más. Quiero irme a casa. Por favor. Quiero que esto sea sólo un sueño, del cual me despertaré en cualquier momento, bajaré las escaleras, y me sentaré a desayunar con mis padres. Me pondré mi traje favorito, y me iré en busca de Mara. Saldremos las dos juntas, como antes, como siempre. Y puede que conozcamos a un chico llamada Mónak, del cual me enamoraré perdidamente, y con el que compartiré el resto de mi vida. Sí...Enseguida aparecerá mi madre, caminando por la esquina, diciéndome lo que tengo que hacer, como siempre, y yo correrá a abrazarla, y le diré que he tenido un mal sueño, una pesadilla, en la que me mandaban a los Juegos. Ella me dirá que eso es una tontería, y que deje de abrazarla, porque le estropeo el maquillaje. Yo me reiré, y aparecerá mi padre, preguntado qué pasa. Esa misma tarde, pasearé con Mara, iremos de compras, y luego ella se quedará a dormir en mi casa...
Cierro y abro varias veces para aclarar la vista, y asegurarme de que esta es la realidad, no es un sueño. Me levanto con dificultad, y me enderezo. Si este es mi futuro, y mi presente, lo miraré a la cara, a los ojos. Y viviré hasta el último minuto. 

17 junio, 2012

Capítulo 14

Chorros de sudor caen por mi frente mientras intento llegar a la cima de la pared. Esto cuesta más de lo que imaginaba. A medio camino, me detengo, y me giro para observarlo todo desde esa altura. La mayoría practican con armas, desperdigados por la zona de entrenamiento. Es un espacio grande, y bastante alto, pintado de un color gris metálico. A un lado, se encuentra la tribuna donde antes se colocaban los Vigilantes a observar los entrenamientos y puntuar a los tributos. Ahora, no hay nadie, está vacío. 
Un poco más lejos, distingo a Mónak y a Karlvich practicando juntos con las lanzas. Hace un poco de calor, así que se han quitado las camisetas. Incluso desde tan lejos, puedo ver el sudor resplandeciendo en la espalda de Mónak. Giro la cabeza, temiendo ponerme a babear como una doceañera delante de todo el mundo, y veo a Mara. La he estado evitando a posta todo el día, para no acostumbrarme demasiado a tenerla a mi lado. Está practicando con unos cuchillos, y parece que se le dan bien. Se está convirtiendo en una asesina experimentada. Deberé tener cuidado con ella, al igual que con un par de chicas y chicos más que parecen saber mucho de armas. Me vuelvo hacia la pared, y sigo escalando. Vuelvo a maldecirme por haber elegido hacer esto, pero es por mi bien. Si logro treparlo, podré subirme a cualquier cosa. Siempre y cuando tenga una cuerda de estas para engancharme. 
Cuando por fin llego arriba del todo, ya es hora de comer. Genial. He tardado más de media hora en llegar hasta aquí, ¿y ahora tengo que bajar? En fin. Me tocará tirarme. 
Después de un par de magulladuras, llego al comedor, donde me espera otra amarga sorpresa. ¿Dónde me siento? Tengo que evitar a toda costa a Mara, que parece haber hecho buenas migas con los que parecían saber de armas. Quién sabe. Puede que hasta nosotros tengamos tributos profesionales. Se acerca hacia donde yo estoy, así que me agacho detrás de una de las mesas. Me quedo ahí hasta que estoy segura de que se ha ido a la otra punta de la sala con los otros profesionales, y me atrevo a salir un poco. Me levanto poco a poco, y, cautelosa de no ser descubierta, me pongo a servirme.
Me siento sola, en una de las mesas, contra la pared, intentando pasar desapercibida, cuando entra Mónak. Genial. El que me faltaba. Todavía sigue sin camiseta, lo que desata algunas miradas entre las chicas, a las cuales miro con odio y rencor, dejándoles claro de que es mío. Detrás, aparece Karlvich, aún más musculoso que Mónak. Mejor. Las chicas se fijarán más en él. Y acierto. De inmediato se olvidan de Mónak y sus ojos verdes, para fijarse en los ojos azules y el pelo rubio claro de Karlvich. Son iguales de altura, y deben de tener la misma edad. Dejo vagar la vista por la sala, y veo a Mara mirándome fijamente. Mierda. Me ha descubierto. Se acerca lentamente con la mirada fija en mí, y yo me levanto sin apartar la vista tampoco. De repente, se hace un silencio mortal en la sala. Mara avanza mirándome, cada vez más seria. Nunca la había visto así. Antes de que me dé cuenta, ya estamos cara a cara. Por el rabillo del ojo, veo a los profesionales reírse por lo bajo. Me da tiempo a preguntarme qué ocurre antes de que Mara se abalance sobre mí. 
Esta es una de mis partes favoritas, tanto de la peli, como del libro...Me encantan ^^

16 junio, 2012

Capítulo 13

(Lo siento por haber tardado tanto en colgar el siguiente capítulo, pero es que estaba a rebosar de exámenes finales, trabajos...odio esta parte del curso. Menos mal que sólo queda 1 SEMANAAA!! yujuuuu!!. Bueno, os dejo con el capítulo. Que lo disfrutéis!)

Un silencio todavía más profundo que el anterior se apodera de toda el círculo. De reojo, observo a Mónak ponerse tenso, en guardia. Noto sus músculos debajo del traje, observo su suave frente perlada de pequeñas gotitas de sudor. Me gustaría poder consolarlo, poder abrazarlo; poder besarlo. Todos los tributos contienen la respiración. Dejo de observarlo. No es el mejor momento. Los vencedores se acercan un poco más a la barandilla, pero todos se paran para que una única figura se apoye en ella. La reconocería en cualquier parte. A su lado, su prometido, nos mira uno a uno, con...,¿tristeza, puede ser? No sabría decirlo con claridad. Katniss Everdeen, la cara de la rebelión, empieza a hablar. 
- Bienvenidos todos a estos últimos Juegos del Hambre. Espero que disfrutéis viendo morir a vuestros hijos, amigos, y conocidos, tanto como disfrutábamos nosotros. Que la suerte está siempre de vuestra parte. ¡Felices Juegos del Hambre!
Y se retiran. Los sustituye la presidenta Paylor, que acaba de entrar. 
- Sed todos bienvenidos a estos últimos Juegos del Hambre. Pese a no ser idea mía, sino de la presidenta Coin, se decidió seguir adelante con lo previsto pese a las innumerables quejas recibidas. Los vencedores votaron, y decidieron que se realizaran. Sus votos permanecerán en el anonimato. Dentro de 3 días, seréis conocedores de todo el dolor que nos habéis hecho sufrir. De las 24 personas que hay aquí, sed conocedores de que sólo una sobrevivirá- me siento confusa. El deseo de sobrevivir a costa de todos se empieza a evaporar rápidamente cada vez que miro a Mónak, que lo oigo, que lo rozo. Le amo. Y eso puede que acabe con mi vida. ¿Estoy decidida a morir por amor? Justo antes de que pueda dar respuesta a esa pregunta, Paylor ya ha desaparecido del balcón, mientras nosotros nos dirigimos de vuelta al edificio que se ha convertido en nuestro hogar, el último excepto para uno de nosotros. A saber quién será. Observo a los otros tributos por las grandes pantallas que hay distribuidas. Unos pocos parecen seguros y fuertes. Otros, parecen débiles. La mayoría, parecen asustados. Sólo uno puede resultar vencedor. Antes de que me dé cuenta, ya estamos dentro del edificio, subiendo a los ascensores.
Me dirijo a mi habitación decidida a quitarme el traje y el maquillaje, y dormir, cuando oigo a Piuka llorar otra vez. También oigo la voz de Taurus consolándola. ¿Qué demonios pasa entre esos dos? Me detengo a mirar por la rendija de la puerta.
- ¿Qué miras?  
Doy un bote gigantesco en mi sitio, lo que hace que Mónak se empiece a reír como un loco. Muerta de la vergüenza, le digo que pare de reírse, que no tiene gracia, pero no resulta muy creíble ya que yo misma me estoy aguantando la risa. Le pego en un brazo de broma, y él se protege entre risas. De repente se para. Tiene la cara seria. 
- No debemos hacer esto.
- ¿El qué?- le pregunto, confusa.
- Simpatizar. Ser amigos. Caernos bien. Lo siento, pero no puedo. No en la situación en la que estamos- se gira y se marcha, dándome la espalda, dándole la espalda a una amistad; dándole la espalda a nuestro amor. Pero, ¿qué estás diciendo? Él no siente nada por ti, N-A-D-A. ¿Porqué no acepto que no podemos tener nada entre nosotros? ¿Porqué? Y esa es la pregunta que lo resume todo, y la palabra por la que empiezan todas mis dudas. ¿Porqué? Seguramente, ya nunca hallaré respuestas, no en el lugar en el que estoy, no en el tiempo en el que estoy, no en la situación en la que estoy, a tan sólo 3 días de ser abandonada a merced de todos los otros tributos, listos para matarme. Puedo morir de tantas formas distintas en las próximas semanas... A saber qué infierno de Arena nos habrán preparado. Me dirijo a mi habitación tambaleante. Antes de darme cuenta, ya estoy metida en la cama, pensando en cómo sería mi vida si Mónak y yo nos enamorásemos fuera de aquí. Puede que comprásemos una bonita casa cerca del centro. Puede que tuviésemos hijos, y luego nietos, y, una vez jubilados, disfrutásemos de la vida juntos, sin que nada nos separase. Pudo haber sido...Pudo...Logro llegar a pensar en eso antes de dormirme, de soñar. Soñar con nuestra vida, juntos, fuera de aquí, lejos de este infierno. Cómo sería...

13 junio, 2012

Vestido de Spizer

Este es un dibujo de el vestido que llevaba Spizer para el desfile. No lo he hecho yo, claro está, sino Scarletfruit, una muy buena amiga mía, y, que, además, ¡es mi hija! No en la realidad, claro está, pero la he adoptado como tal. Espero que os guste. Aquí os lo dejo:


¿No es precioso? ^^

Un saludo!!

Me gustaría enviar un saludo a toda la gente que he conocido en el foro de los Juegos del Hambre. ¡Sois los mejores! Especialmente a mi pequeña family del ex-distrito 14, mis queridas Scarletfruit, ValeeMellark, Fly Rydwest, y KatnisslovePeeta. Otro saludo especial para Lily Abernathy, escritora de blogs como yo, y a todos los que publican fan-fics en el foro. Un saludo a todas ellas, y a todos los del foro!! :-*






P.d: el blog de Lily es Letters to Calypso, aquí al lado está -->

12 junio, 2012

Gif de LJDH ^^

Quería compartir con vosotros este gif sobre los juegos del hambre. Por desgracia, no puedo ponerlo aquí, así que os dejo el link. ¡Espero que os guste! ;)

09 junio, 2012

Capítulo 12

Me quedo en mi sitio, inmóvil, con los ojos  abiertos y clavados en el suelo. No puede ser. Nunca en mi vida me he enamorado, y he elegido el peor momento para hacerlo por primera vez. Estoy perdida. Todos salen del ascensor, pero yo me quedo donde estoy. No puede estar sucediendo. ¿Cómo voy a matarlo ahora?
No puede ser, no he podido enamorarme con tan poco tiempo.
¿Qué ha ocurrido para que me enamore? Pensaba que ya había empezado mi transformación en una asesina sin piedad. Ya lo he perdido todo. Mis padres, mi abuelo, mi familia,  Mara...A ella ya no la puedo tener en cuenta...En cualquier momento se podría volver a transformar en aquel monstruo que vi empuñando una espada en el Centro de Entrenamiento. No la puedo considerar mi amiga. Ya no.
- ¿Vienes o qué?
Me despierto de mis pensamientos, y los veo a todos junto a uno de los carros tirados por caballos. A Piuka es a la única que no distingo. ¿Dónde se ha metido? Bah, qué más da.
Me dirijo con paso lento y pausado hacia nuestro carro. Taurus y Capesta están diciéndole algo a Mónak. Todavía no he llegado a su altura, así que no puedo escucharles. Cuando llego, Mónak ya está subiéndose al carro.
- Saldréis en último lugar, detrás del carro de esa amiga tuya, Marla, o Mar, o cómo se llame.
- Se llama Mara, y ya no es mi amiga- le respondo, con la mirada fija en el suelo, y con voz fría.
Encogiéndose de hombros, me ayuda a subirme. Todavía hay luz, y observo cómo salen los primeros carros. Al acercarse nuestro turno, los caballos empiezan a andar. Cada vez estamos más cerca de la puerta, hasta que al fin llegamos al exterior. En contra de lo que sucedía los años anteriores, en los que todo el mundo gritaba y aclamaba, hay un silencio sepulcral. Seguramente, podría oír el zumbido de una mosca a 1000 metros.  Son casi todos habitantes supervivientes del Capitolio, aunque hay unos pocos rebeldes. Se les nota bastante, ya que la mayoría de ellos tienen algunas heridas y cicatrices.
Avanzamos lentamente por el pasillo que se ha formado hasta que empezamos a entrar en el Círculo central. Noto que Mónak se pone pálido. Tiene la mirada fija en algo o alguien, así que la sigo. Al principio no los distingo bien, pero entonces veo a una pareja, parecidos a él. La mujer le da la mano a otra, que se parece un montón a Kalrvich. Sus padres. Amigos íntimos. Su familia. Esa es su familia. Les observarán durante los Juegos, y verán morir a sus hijos, puede que a manos de su mejor amigo, puede que a manos de un desconocido; puede que a manos mías. Se me revuelve el estómago, y temo echar la pota aquí mismo. ¿Cómo voy a matarlo? ¿Cómo voy a matar a la persona de la que me he enamorado? ¿Cómo voy a matar a mi mejor amiga? ¿Cómo me matarán a mí?
Por desgracia, no tengo respuestas para esas preguntas ahora mismo. Pero lo peor es que puede que las tenga dentro de poco. Eso es lo que más miedo me da.


Antes de que me dé cuenta, ya estamos dentro del Círculo. En el balcón en el que solía estar mi abuelo esperando a los tributos, no hay nadie.
Nos miramos entre nosotros. Surgen algunos susurros entre el público, que cesan de repente al aparecer la sombra de alguien en el balcón. No hay ningún foco sobre la figura, así que no se puede adivinar quién es. Poco a poco, se le van uniendo más figuras, unas siete, creo, en total. Todos estamos aguantando la respiración. Un foco los ilumina por fin, y los distingo. Doy un pequeño salto de sorpresa en mi interior Son los culpables de que yo este aquí, de que estemos todos aquí. Son los vencedores, todos ellos, los últimos vencedores. Los responsables de mi muerte.

05 junio, 2012

Capítulo 11

Noto la suave tela pasar por mi cabeza. Es algo pesada, pero nada comparado con lo que solía llevar hace tan sólo tres días. ¿Tres días, ya? Sí. Qué rápido pasa el tiempo, y cuántas cosas han cambiado desde entonces.
- Gírate un poco a la derecha- dice Taurus, mi estilista, y mentor desde hace poco.-. Perfecta. Ya te puedes mirar.
Me miro al enorme espejo que hay en una de las paredes. Estoy...normal. No me veo ni más guapa, ni más fea que otras veces. Simplemente, se ha dedicado a maquillarme con un tono algo más oscuro del que yo utilizo, darme brillo con purpurina por el escote y la cara; pintarme los labios rojo fuego, los ojos azul mar, con un toque de delineador plateado y algo de color en las mejillas. ¿El vestido? Palabra de honor...Buf, nada del otro mundo. La tela, de tulipanes y amapolas que brotan desde la parte de abajo, bastante corta, hay que decirlo; es de color blanco oscurecido, con toques aquí y allá de azul, verde y morado claro, casi rosa. Los tulipanes son de distintos colorines: azules, naranjas, amarillos...Las amapolas se entremezclan con ellos.
En los pies, me ha puesto unos zapatos de tacón casi tan altos como los solía llevar, de ¿10? , no diría que de 15. Son fucsias, y son bastante bonitos. Me han peinado con un difícil recogido, con el pelo liso y tirabuzones aquí y allá. No estoy tan mal como pensaba. Creo que incluso me gusta.
- ¿Qué te parece?- pregunta Taurus.
- Está bien- le respondo, elevando ligeramente los hombros.
- Supongo que eso será lo  máximo que podré sacar de ti.
Hace una mueca al decirlo. Supongo.  Cambio de tema, ya que si le caigo mal tendré menos posibilidades de sobrevivir.
- Entonces, ¿en el desfile nos dividirán por carros, por trabajos? Porque si es así, no sé a qué distrito se supone que represento. Voy vestida de plantas, así que quizá del distrito 11, pero no puede ser, ya que mi habitación está en la planta 4ª, los que se dedican a la pesca. No lo entiendo.
- No lo sé, de verdad. A nosotros nos dijeron que simplemente creásemos vestidos como quisiéramos. Creo que eso les trae sin cuidado.
Asiento, sin saber qué decir. Les traigo sin cuidado. ¡Todos les traemos sin cuidado! ¿Qué somos, títeres? Yo, al menos no.
Ya es por la tarde, las ocho más o menos, y está a punto de comenzar a atardecer. No he comido, pero no pasa nada. Puedo aguantar perfectamente. He echo dieta miles de veces en mis 16 años. Podré soportarlo.
Llaman a la puerta, y aparece Capesta.
- ¿Estáis listos? Es hora de bajar. ¡Oh! Qué guapa estás, Spizer. Te sienta bien.
Refunfuño. No me apetece que nadie me eche piropos ahora mismo.
- ¡Hola! Vaya, Spizer, qué...bonito. Estás muy guapa.
Aunque de Mónak no me importaría. Él también está muy guapo, vestido con un un traje de color morado oscuro, con corbata azul oscuro incluida. Capesta le ha puesto un poco de delineador plateado, algo que resalta el color de sus ojos.
Me sonrojo. Pero un pensamiento asalta mi cabeza. "No debo enamorarme de él. No ahora"
Me recompongo como puedo, y dirigiéndome hacia la salida, le digo, sin apenas mirarle:
- Gracias. Tú tampoco estás mal.
Le aparto de la puerta, y me dirijo al ascensor, donde ya está Piuka esperando. Los demás me siguen, y nos montamos en él. Durante el trayecto, demasiado corto para mi gusto, me da tiempo a respirar, y a pensar con claridad. Pero ya es demasiado tarde para pensar. Me da la sensación de que he echo algo horrible, y no consigo comprender el qué hasta que se acaba el viaje, y pillo a Mónak mirándome. Me sonrojo. Y ahí está mi error. Me he enamorado.

03 junio, 2012

Lo siento!

Siento haber tardado tanto en crear el capítulo 10, pero me salieron asuntos inesperados que me hicieron retrasar la fecha. Pero bueno, ya lo tenéis aquí ;)
Espero que estéis disfrutando del blog, y, por favor, comentad si algo no os gusta, o pensáis que le falta.
¡Que la suerte está siempre de vuestra parte!

02 junio, 2012

Capítulo 10

Intento olvidarme de ello, pero me acosa el resto de la hora que pasamos sentados, Taurus y yo,  bebiendo té y contemplando el Capitolio. Desde que fue tomado por los rebeldes, no tiene la misma apariencia. Hay sitios que han quedado dañados, y otro, que, simplemente, son ruinas. Distingo a lo lejos la mansión de mi abuelo, con la gran avenida saliendo de ella, más demolida a medida que se aleja del centro. Algunos edificios de alrededor de esta están siendo reconstruidos, pero otros no corren tanta suerte. Yacen en montones de escombros, con todavía algunas sábanas blancas cubriendo los cuerpos que esperan a ser recogidos. Destacan tanto, que es imposible no verlos, sobre todas esas ruinas grises que antes eran viviendas, hogares, restaurantes; sitios donde la gente acostumbraba a reunirse con la familia, o amigos, contarse chismorreos o ver todos juntos los Juegos. Recuerdo unos especialmente. Yo tendría siete años, y por entonces mi madre pasaba más tiempo conmigo. Todavía no había entrado a trabajar para los Vigilantes. Una noche, me llevó a un salón de apuestas para observar con mi familia y amigos íntimos el primer día de los Juegos. Todo el mundo apostaba, discutía porqué aquel o este tributo era mejor. Todos querían llevar la razón. Ahora, todo eso está atrás, escondido en algún lugar de mi memoria, listo para saltar como un resorte en mis momentos de debilidad.
Cuando nos acabamos todo el té de la tetera que hay sobre una mesa auxiliar, Taurus se gira, y me mira.
- Bueno, ¿lista para tu sorpresa?- me dice, con una sonrisa.
- ¿Qué sorpresa?- me molesta que no quiera hablar sobre el tema, pero mejor me gano su simpatía. Mónak no tendrá esa suerte de compartir más tiempo con él, y sería una estúpida si no lo aprovechara a mi favor.
- La de la bolsa-responde, señalando hacia la bolsa que he dejado abandonada encima de la silla.
- Ah, eso...
Me levanto, y voy a por ella. Me vuelvo a sentar en el sofá, ahora más cerca de Taurus. La coge, se levanta, y me ordena que me ponga encima de un taburete que saca de debajo del sofá.
- ¿Qué vas a hacer?
- Probarte el vestido del desfile- me dice, como si tal cosa, mientras se concentra en bajar la cremallera sin que se enganche.
- ¿Qué cuándo es el desfile?
- Hoy.
Ya ha acabado de bajar la cremallera, y me mira.
- ¿Y porqué no me has avisado?- le respondo, enfadada.
- ¿Para qué?
- Principalmente, porque puede ser la última vez que vea el Capitolio antes de ser arrojada a un campo de batalla en el que gente que conozco y mi mejor amiga clamarán por mi sangre, aparte de que creo que me vendría bien un buen repaso en el centro de Renovación.
- ¿Tú? Pero si apenas tienes pelo en tu cuerpo, aparte de que gracias a la tecnología nunca has tenido ni tendrás un solo granito o imperfección.
- ¡Pero si tengo las cejas hechas un desastre!- y es cierto, dos pelos se han salido de su sitio, y no hay manera de volveros a colocar bien.
- Un momento- Taurus saca unas pinzas de depilar de su bolsillo, se acerca, y me los arranca.-. ¿Mejor, princesita?- dice, con una media sonrisa.
- Sí, gracias- respondo, mirándolo por encima del hombro.
Después nos echamos a reír a la vez. ¿Cómo he llegado a ser tan vulgar? Antes me preocupaba hasta por el último pelo de mi cabeza, en ver si mi peinado se había deshecho, en fijarme en la cara que ponía la gente para averiguar si le había gustado mi conjunto o no. He cambiado. Me he vuelto más vulgar, más sanguinaria, más mortal. Todos hemos canviado. La Arena nos cambia a todos.
Pase lo que pase, después nunca será igual.